El beso de Luis Rubiales a Jenni Hermoso en la entrega de medallas tras ganar el mundial de fútbol sigue trayendo cola. La presión sobre el presidente de la Federación Española de Fútbol (RFEF) tras este gesto inapropiado es cada vez mayor, ya que al reproche de buena parte del país se unieron ayer una serie de denuncias: una de Sumar ante el Consejo Superior de Deportes, otra de un afiliado de la federación y una de un exárbitro de Primera División ante la federación.
El máximo responsable del fútbol español se aferra al cargo de momento, pero cada vez son más las muchas voces piden que ya que él no se va, que lo quiten. Para ello hay dos opciones: que lo haga la propia RFEF que preside o que se haga desde fuera. En principio la primera vía parece más difícil, pero la segunda tendría más opciones, ya que cuenta incluso con un precedente.