A mediados de noviembre un inspector de la Seguridad Social acudió al mercado de Tolosa para solicitar a todos los productores el certificado de actividad económica y el régimen al que cotizaban.
Entonces, se confirmó que algunos de los vendedores eran personas jubiladas, un hecho incompatible con llevar a cabo una actividad complementaria como vender los productos del caserío en los mercados, excepto en los casos en los que se haya optado por la jubilación activa.
En consecuencia, muchas de las personas jubiladas que acudían a las ferias para vender sus productos han dejado de hacerlo, por miedo a una nueva inspección y a las multas a las que se podrían enfrentar.