Al hablar un nuevo idioma no basta con aprender léxico, gramática y fonética. También es conveniente conocer expresiones, modismos y frases hechas de los nativos para familiarizarse mucho mejor con el idioma. Es por ello que te aconsejamos, además de estas expresiones españolas reunidas por el equipo didáctico de Babbel, otras expresiones populares que pueden ayudarte a conocer más el castellano.
La ocasión la pintan calva
Es una expresión muy usada, que sirve para dar a entender que no hay que vacilar, sino tener decisión y diligencia para no perder las oportunidades que se presenten. La idea de esta expresión es darle ánimo a otra persona para que no deje escapar una oportunidad que se está presentando.
Aunque las oportunidades no se relacionan con la cabellera, esta expresión viene de la obra de Fidias, escultor griego que representó a la diosa “Ocasión” en una escultura calva en el área de la nuca, para expresar que si se aprovechaba el momento de frente, se le podía coger de los cabellos, pero cuando esta se alejaba y volteaba, ya no era posible.
Hay ropa tendida
Esta expresión se usa para decir de manera implícita que no se puede continuar una conversación o que se debe cambiar de tema, ya que hay una persona presente que no debería escuchar lo que se está diciendo. Es una de las expresiones españolas más utilizadas, su origen viene de que normalmente cuando hay ropa tendida fuera de una casa, es porque alguien vive en ella y puede escuchar lo que se dice.
Esta expresión procede del argot de las prisiones. La empleaban los prisioneros cuando no querían que algún carcelero, que se hallaba cerca, se enterara de las conversaciones entre ellos, ya que el interlocutor, que no se había dado cuenta de su presencia, seguía hablando. Lo hacían incluyendo la frase disimuladamente a lo largo de la conversación.
Ponerse las botas
Esta expresión está estrechamente relacionada con la historia del calzado, y quiere decir “enriquecerse, lograr alguna conveniencia extraordinaria o sacar provecho de una empresa”. También puede referirse a comer cuantiosamente o hacer una acción de forma opulenta.
Cuando se inventaron, las botas hechas de piel solo se encontraban al alcance de las personas de clase alta, así que el tenerlas hacía referencia a tener abundancia, mientras que los zapatos eran vistos como el calzado de la gente pobre.
Así que “ponerse las botas”, significa obtener algo realmente valioso o algún beneficio relacionado a riqueza, abundancia o algún cargo de valor.
Dorar la píldora
El origen de esta expresión se remonta a los tiempos en que los farmacéuticos preparaban los medicamentos en forma de píldora manualmente, y necesitaban un medio para disimular su sabor desagradable. Para lograr este efecto, los farmacéuticos bañaban el fármaco en una sustancia dulce para después someterlo al fuego (dorarlo), logrando un recubrimiento duro y de sabor dulce.
Esta expresión se usa, entonces, cuando pretendemos atenuar el efecto negativo que una mala noticia puede tener sobre una persona, y queremos hacer la situación más agradable y fácil de sobrellevar.
A palo seco
Posiblemente habrás dicho esta expresión a la hora de tomarte algo sin acompañamiento (una bebida alcohólica sin hielo o agua, un alimento sin aderezo, etc.). Este modismo tiene su origen en el sector marinero: sin embargo, no se usaba para referirse a la ingesta de algo por parte de la tripulación, sino al hecho de navegar con las velas recogidas en un día de fuerte viento… es decir, con el mástil (palo) descubierto (seco). Con esta expresión, indicamos “sin adornos, sin complementos o artificios”, para dar a entender que una situación, persona u objeto se muestra tal y como es, sin ninguna otra cosa añadida.
Generalmente es una expresión usada en el ámbito culinario, cuando algún plato viene sin acompañamientos, pero proviene del ámbito naval.
Dormir la mona
Esta frase se menciona cuando una persona se queda dormida luego de haberse embriagado, acostándose en el primer sitio que encuentre para descansar, luego de haber ingerido un alto nivel de alcohol. En el siglo XVI se empleaba la palabra “mona” para referirse a la borrachera y a la persona ebria. Se indicaba al hombre borracho melancólico como “mona triste”, y al borracho que bailaba como “mona alegre”. El origen de la expresión se remonta a la práctica en las fiestas de ofrecer vino a los monos para observar los efectos del alcohol. De hecho, parece que esta acepción de la palabra mona como “borrachera” viene de la afición de las monas por el vino, y de las descomposturas que los borrachos (y las monas) hacen con sus cuerpos cuando están en estado de embriaguez.
También es muy usada la frase: “deja que duerma la mona”, que significa “deja que esta persona duerma en este estado y se recupere”.