Innovación vasca detrás de la vacunación

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Las vacunas Covid no sólo han sido un reto para las farmacéuticas. También lo han sido para quienes se han ocupado de su almacenamiento y distribución. Una tarea que aquí ha correspondido a Bexen Medical, que ha desarrollado soluciones que ya forman parte del Banco de Casos Prácticos de Innobasque

El Covid sigue entre nosotros y, aunque su incidencia y tasa de letalidad siguen siendo muy elevadas, la situación es mucho mejor que hace dos años gracias a dos elementos clave: el rápido desarrollo de las vacunas y la eficiente logística con que se ha logrado su administración a toda la población. En Euskadi buena parte de esa logística ha estado en manos de una empresa de Hernani, Bexen Medical.

La compañía, integrada en Mondragón Corporacion, es pionera en la gestión y almacenamiento de muestras biológicas y medicamentos termolábiles. Es decir, que se pueden estropear y resultar inservibles si durante su transporte se rompe la cadena de frío. Y a veces hablamos de temperaturas extremas (recordemos que, por ejemplo, la vacuna de Pfizer se conserva a menos -70 grados) que suponen un impresionante reto logístico durante su distribución. A ello se dedica Bexen Medical desde hace cuatro décadas, pero nunca se había enfrentado a un desafío, ni por volumen ni por trascendencia, como hacer llegar en perfecto estado a los distintos centros de vacunación todas las dosis administradas en Euskadi, que ya son más de 4,72 millones.

En un primer momento, en diciembre de 2020, este traslado se hacía en embalajes isotérmicos de un solo uso. Pero a medida que se incrementó el suministro de vacunas, también creció el volumen de acumuladores de frío, cajas isotérmicas y cartón que se amontonaban en los centros de vacunación y que ya no tenían más destino que el vertedero. Tocaba ser eficientes y rápidos en la búsqueda de una alternativa más sostenible, de una solución que permitiera reutilizar todos los componentes de los embalajes. 

Un reto que escondía una oportunidad. Añadir tecnología a un envase de usar y tirar no merece la pena, pero si en cambio hacemos que ese elemento tenga más vidas sí será rentable aportarle valor añadido. Lo que en la era de los datos equivale a decir que ésta era la ocasión de hacer que los envases fueran inteligentes. 

Así, los nuevos embalajes isotérmicos fabricados por Bexen en colaboración con CLCircular y puestos en circulación ya en abril de 2021 incorporan en una cubeta reutilizable sensores multiusos que, junto a la temperatura, registran las condiciones de humedad, presión e iluminación y pueden, por ejemplo alertar si el embalaje sufre algún golpe gracias a la incorporación de un acelerómetro. Y, por supuesto, ofrecen la geolocalización exacta y en tiempo real de cada cubeta. Todos estos datos se suben a la nube y quedan recogidos y clasificados en una plataforma, lo que ofrece tal grado de control sobre todo el proceso logístico que incluso permite prevenir incidencias. 

Además, los nuevos envases tienen una mayor capacidad y permiten trasportar en cada uno de ellos 6.000 dosis en vez de las 1.200 que iban en cada uno de los de un solo uso. Una vez vacío, se saca la cubeta que incorpora los sensores y éstos se resetean para poder volver a ser usados en cualquier momento tantas veces como se quiera. Está calculado que los nuevos envases tienen una vida útil de cinco años frente a las apenas seis horas de sus antecesores. 

La solución sin embargo tenía otros dos desafíos que quedaban enteramente en manos del cliente. En este caso, de los centros de vacunación, donde la colaboración ha sido total. El primero era su implicación en la devolución de los embalajes. El segundo, formar a su personal en el uso de la plataforma. Un éxito colectivo que lleva a Bexen Medical a estudiar nuevas aplicaciones para esta innovación.