Samuel Kempf, quien se encontraba en Europa representando a Nueva Zelanda en el Campeonato Mundial de Faustball, fue capaz de atrapar en el aire el smartphone de otro ocupante de una montaña rusa al que se le había caído y que venía a una velocidad aproximada de 134 km/h. Una vez en tierra, Kempf devolvió el teléfono a su dueño.